viernes, 2 de abril de 2010

Hoy, en Correo:

Viabilidad de las Reformas en 1980
Juan José Garrido Koechlin

La semana pasada publicamos un estudio (Ferreira y Garrido, “El Perú que pudo ser”, Diario Correo) contrafactual –una historia alternativa- de la situación actual del Perú de haberse realizado las reformas económicas en 1980, en lugar de 1990. Los resultados fueron impresionantes: el ingreso per cápita sería hoy 106% más alto, 266,075 niños no estarían pasando hambre, 6’149,638 menos de peruanos “pobres” y, lo más indignante, 296,043 niños no hubiesen muerto prematuramente.
En el estudio en cuestión, sobre la viabilidad de las reformas, sostuvimos: “al recuperarse la democracia en 1980, las élites políticas fueron incapaces de revertir el modelo económico imperante”. Frente a dicho marco, las objeciones se han realizado en el siguiente contexto: ¿era factible realizar las reformas en 1980? A nuestro parecer, claramente si.
En primer lugar, por la capacidad del Presidente Belaunde -en dicho momento- de realizarlas: un gobierno elegido democráticamente luego de 12 años de dictaduras militares -razón por la cual el gobierno contaba con altos niveles de legitimidad- y mayoría en el Congreso –el partido gobernante y sus aliados sumaban más del 50% de los escaños.
En segundo lugar, por la relativa fortaleza económica del Perú en 1980 frente a 1990. De la desastrosa dictadura militar se pueden decir muchas cosas, pero económicamente hablando, estábamos mejor en 1980 que en 1990. Es cierto que la situación de 1990 es un subproducto del régimen económico del periodo 1960-1980; empero, la estabilidad fiscal y monetaria en 1980 era superior a la de 1990.
En tercer lugar, por la –sustancialmente- diferente situación sociopolítica: lo que en 1980 era un insipiente grupo armado se convierte, para 1990, en uno de los más sanguinarios contingentes terroristas de la historia mundial –nos referimos a Sendero Luminoso y el MRTA. Sin duda, una cosa era hacer las reformas sin las actividades paralelas de dichos grupos terroristas y otra muy distinta era lidiando con ellos simultáneamente.
Finalmente, no podemos dejar de lado el contexto internacional: en 1990, como resultado de las nefastas prácticas económicas respecto al pago de la deuda externa, el Perú era un paria del sistema financiero multilateral, el cual no solo financia este tipo de reformas, sino que apoya con capitales humanos y expertise, altamente necesarios en ese tipo de situaciones. Adicionalmente, ya existían –en 1980- ejemplos exitosos de reformas, Corea del Sur, Taiwán, Chile, Hong Kong, entre otros (cierto es que la gran mayoría de ellos eran sistemas dictatoriales).
La pregunta, creemos, no es si se podían o no hacer las reformas, sino ¿por qué no se realizaron?

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