La sentencia del TC ha generado una serie de opiniones, a favor de la libertad (http://blogs.semanaeconomica.com/blogs/el-nuevo-sol/posts/los-aranceles-y-el-cemento-por-walter-puelles y http://econoversia.wordpress.com/) y en contra de la misma (http://www.larepublica.pe/cristal-de-mira/17/03/2010/tc-aranceles-y-politica-comercial-neoliberal).
Lo cierto es que, más allá de la postura ideológica que cada uno tenga, es evidente que el TC falla en contra del sistema económico de libre mercado con el que coexistimos desde 1990. Ello, para algunos será óptimo; empero, la diferencia reside en el sistema democrático que vulnera el fallo. Me explico: los poderes ejecutivos y legisladores -que mantuvieron y mantienen el sistema en cuestión- fueron elegidos por el pueblo; el TC es elegido a dedo. Ergo, no tienen base democrática para contravenir los dictámenes populares, menos aún en temas tan específicos como la reposición de una persona que labora en una empresa X.
¿Cuál es la salida? Pues, en teoría, muchas... creo, sin embargo, que no pasará nada, como siempre. ¿La razón? los magistrados -los Tribuznos- están repartidos entre los principales partidos políticos: AP, PPC, APRA et al. ¿Quedan dudas?
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